De Sabiñánigo a Donosti por la Traspyr.

En este año el reto de los mágníficos pasaba por terminar el proyecto iniciado en 2012 de recorrer los Pirineos de mar a mar por la exigente ruta de la "Traspyr". Serán tres jornadas que en esta ocasión  tomamos de diferente manera con la intención de disfrutar. Además se une al grupo otro de los magníficos Fernando que sin duda forjo lo que a la postre sería la frase del viaje.."Loberadaaaa..", para aludir a todas esas partes sin sentido que únicamente pretendían el sufrimiento físico sin apenas recompensa.
De Siresa a Anso..
Luis y Alberto corrieron la Quebrantahuesos y como buenos "machotes" que están hechos al día siguiente afrontaron nuestra ruta.
El comienzo fué relajado, Yo aun tenía trabajo esa mañana y los retoques de última hora hicieron que el pedaleo comenzase casi a la una. Para ese día 24 el objetivo era únicamente comenzar a rodar hasta donde llegásemos, para unos lenta puesta en forma y para otros recuperadora jornada.
Salimos por la Val Estrecha y una vez en Jaca afrontamos nuestra primera comida de confraternización  con el menú de Casa Varela que dió por iniciada la paralela ruta gastronómica.
Continuamos por el puente de San Miguel dirección Aisa. Desde allí hasta Jasa y tras una dura toma de decisiones elegímos por mayoría continuar a  Echo. Alojamiento en Casa Blasquico. Un acierto. Luna llena y copita de rigor. Muy buenas sensaciones.
El día siguiente afrontamos la etapa de Echo a Isaba. Vamos a terminar así nuestro periplo por el Pirineo aragonés, y aunque el comienzo fué la autentica "loberadaaa.." de la ruta en el paso entre Siresa y Ansó , y la comida tampoco estuvo a la altura, con el conocido como pufo de la ensalada a 9 euros, es bien cierto que ambos Valles Occidentales mantienen unas raices culturales y unos paisajes autenticos como pocos.
La llegada al Valle del Roncal y sus afamados quesos la realizamos desde un  Zuriza siempre espectacular. En Isaba el alojamiento muy acertado en una casa rural y la cena en el Hostal Lola muy bien. Lástima de pacharán.
Salimos puntuales de Isaba y por carretera subimos primero el puerto de Laza y después la mayor parte del de Larrau. Descenso increible por Irati y desde la presa más técnico con 9km para llegar a Orbaizeta. Tras la comida y por fuertes repechos llegaremos a Roncesvalles y desde su puerto por fortísima pendiente nos adentraremos en Francia. Espectacular descenso entre caballos. Miramos de quedarnos por aquí en un albergue, aunque finalmente nos lanzamos a la última subida durísima del día para cruzar de nuevo la frontera en dirección Elizondo. En el descenso descubrimos Casa Urruska donde disfrutamos de un alojamiento en caserío digno de nuestros mejores sueños. Casi 90 km con unos 2600mt de desnivel y la sensación de ser unos privilegiados.
Casa Urruska
Espectacular desayuno casero, y afrontamos la última jornada larga que nos llevará al Cantábrico.
Los 10 km que nos separan de Elizondo son bonitos y duros. Desde aquí viene la subida más exigente del día que nos llevará entre caseríos y caballos. Una parte de la GR11 nos guiará hasta las cimas desde donde divisaremos el mar. La bajada nos conducirá a Etxalar verdadero templo gastronómico donde comeremos alubias rojas y carne en cantidades desmedidas que junto al rico queso nos obligará a sestear cual lagartijas antes de afrontar lo que llamaremos el descenso vasco, donde las subidas se suceden de manera inmisericorde con nuestros estómagos.
 La dulce guinda supondrá el encontrarnos con la vía verde inacabada que nos dejará en Irun donde son las fiestas de San Marcial.
Fernando en pleno esfuerzo
La última jornada es para disfrutar, así que asumimos el ascenso al Jaizkibel y lo recorremos por pista hasta llegar a Pasajes donde comemos y tomamos la barca para afrontar los últimos kilómetros a San Sebastian. Allí la playa, la sidreria y la fiesta nos esperan para culminar y celebrar nuestra amistad y el último reto que acabamos de superar juntos.



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